Un estudio sobre el síndrome metabolico en niños y adolescentes financiado por el Instituto Nacional de Salud y realizado en Pensilvania por Alison Ventura y sus colegas Eric Loken y Learn Birch ha mostrado que dicho síndrome, relacionado con enfermedad cardiovascular, osteoporosis y diabetes en adultos, tiene una de sus causas en el elevado consumo de refrescos.
El estudio se publico en diciembre de 2006 en Journal of American Academy of Pediatrics y mostró que aquellos con mayor riesgo de síndrome metabolico, caracterizado por una serie de rasgos (resistencia a la insulina, obesidad abdominal, hipertensión, trigliceridos y colesterol alto) habían consumido gran numero de refrescos edulcorados entre los 5 y los 9 años de edad: "Controlar el peso y la ingesta de bebidas edulcoradas puede prevenir en un niño el riesgo de enfermedad cuando crezca", ha señalado Ventura.
Existen otros estudios que conectan el consumo elevado de refrescos, zumos de frutas industriales y bebidas de cola con osteoporosis, obesidad, caries dental y enfermedad cardiaca. a pesar de ello, las ventas siguen aumentando, en parte por el consumo entre niños y adolescentes. A dicho aumento a contribuido las maquinas expendedoras de dichos productos en escuelas e institutos, pero también las costumbres de los progenitores, la escasa conciencia de lo peligrosos que son y, en gran medida, las campañas publicitarias. los refrescos son los productos mas promocionados en toda la historia de la publicidad y también figuran entre los mas adictivos.
Los primeros refrescos comercializados hace décadas se elaboraban con azúcar puro, pero los actuales son mucho mas dañinos y adictivos. ahora se utilizan productos muy procesados como el jarabe de maíz, diez veces mas potentes y adictivos que el azúcar puro de caña. A esto hay que añadir que la gente bebe diez veces mas refrescos que antes, incluso durante las comidas.
Sin embargo, los edulcorantes añadidos no son los únicos ingredientes adictivos, ya que muchas bebidas de cola tienen cafeína. Los adictos a los refrescos no se paran a pensar que su ingesta causa deficiencias nutricionales graves, ya que interfieren en la absorción de vitaminas y minerales. Un refresco enlatado contiene unas 10 cucharillas de azúcar, 150 calorías y de 30 a 55 mg de cafeína, además de colorantes alimentarios artificiales y sulfitos. Por si el elevado contenido en azucares no fuera ya preocupante, los otros adictivos del producto, junto a su falta de valor nutritivo, convierte al refresco en una bebida muy dañina para la salud, sobre todo cuando se consume con regularidad.
En el año 2000, las investigaciones publicadas en Archives of Pediatric and Adolescent Medicine mostraron que los consumidores de estas bebidas presentaban niveles bajos de calcio, magnesio y vitamina A. En los últimos años, su consumo entre los mas pequeños se ha duplicado en los países occidentales. En los Estados Unidos, por ejemplo, los jóvenes beben por termino medio entre dos y tres botes al día, mientras que un 10% bebe siete o mas. Dicho consumo ha supuesto una disminución en la ingesta de zumos naturales y leche, fuentes principales de nutrientes en la dieta de los niños y adolescentes.
Los problemas con estos productos no se acaban ahí. El gobierno americano ha analizado mas de 100 marcas de refrescos y cinco de ellas contenían elevados niveles de benceno, una sustancia química cancerigena conectada con la leucemia, y la mayoría de ellas tenían al menos cantidades detectables de dicha sustancia. El benceno suele formarse en bebidas que contienen vitamina C (ácido ascorbico) y los conservantes benzoato sódico o benzoato potásico. La exposición al calor y a la luz repercute en la formación del benceno.
En vista de tantas pruebas incontrovertibles de los riesgos para la salud de los refrescos, los fabricantes de los mismos están modificando las formulas de sus productos para mejorar su calidad. Sin embargo, aunque se reduzca el problema del benceno, dificilmente podrán eliminarse otros asociados con el consumo de estas bebidas. Son demasidas las amenazas que suponen para la salud. Junto a su marca comercial, se les puede añadir la coletilla de "osteoporosis en bote", "diabetes en lata" o "cáncer en botella". Lo mismo es aplicable a los refrescos de cola light, bajos en calorías: aunque el azúcar se sustituya por edulcorantes no calóricos como ciclamato, sacarina o aspartamo, estos son tan peligrosos o mas que el azúcar e incluso que el jarabe de maíz. Tal vez se reduzca en ellos el contenido de cafeína, pero el ácido fosfórico no puede suprimirse en estos refrescos, de modo que son tan poco saludables como los normales. No se engañe bebiendo bebidas bajos en calorías. No son mas sanos y, al parecer, hacen ganar incluso mas peso que los otros.
Al igual que otras adicciones la generada por los refrescos no se puede superar facilmente. Es preciso proceder de forma escalonada para desengancharse. Dependiendo de la cantidad de soda que se beba a diario, se recomienda ir eliminándola poco a poco para evitar los dolores de cabeza que suele ocasionar la supresión repentina de la cafeína en el organismo. Quien decida dejar de tomar refrescos encontrara que la mejor elección para paliar la sed es el agua. Una decisión así tendrá influencias profundas en su salud y en la de sus hijos.
fuente
El estudio se publico en diciembre de 2006 en Journal of American Academy of Pediatrics y mostró que aquellos con mayor riesgo de síndrome metabolico, caracterizado por una serie de rasgos (resistencia a la insulina, obesidad abdominal, hipertensión, trigliceridos y colesterol alto) habían consumido gran numero de refrescos edulcorados entre los 5 y los 9 años de edad: "Controlar el peso y la ingesta de bebidas edulcoradas puede prevenir en un niño el riesgo de enfermedad cuando crezca", ha señalado Ventura.
Existen otros estudios que conectan el consumo elevado de refrescos, zumos de frutas industriales y bebidas de cola con osteoporosis, obesidad, caries dental y enfermedad cardiaca. a pesar de ello, las ventas siguen aumentando, en parte por el consumo entre niños y adolescentes. A dicho aumento a contribuido las maquinas expendedoras de dichos productos en escuelas e institutos, pero también las costumbres de los progenitores, la escasa conciencia de lo peligrosos que son y, en gran medida, las campañas publicitarias. los refrescos son los productos mas promocionados en toda la historia de la publicidad y también figuran entre los mas adictivos.
Los primeros refrescos comercializados hace décadas se elaboraban con azúcar puro, pero los actuales son mucho mas dañinos y adictivos. ahora se utilizan productos muy procesados como el jarabe de maíz, diez veces mas potentes y adictivos que el azúcar puro de caña. A esto hay que añadir que la gente bebe diez veces mas refrescos que antes, incluso durante las comidas.
Sin embargo, los edulcorantes añadidos no son los únicos ingredientes adictivos, ya que muchas bebidas de cola tienen cafeína. Los adictos a los refrescos no se paran a pensar que su ingesta causa deficiencias nutricionales graves, ya que interfieren en la absorción de vitaminas y minerales. Un refresco enlatado contiene unas 10 cucharillas de azúcar, 150 calorías y de 30 a 55 mg de cafeína, además de colorantes alimentarios artificiales y sulfitos. Por si el elevado contenido en azucares no fuera ya preocupante, los otros adictivos del producto, junto a su falta de valor nutritivo, convierte al refresco en una bebida muy dañina para la salud, sobre todo cuando se consume con regularidad.
En el año 2000, las investigaciones publicadas en Archives of Pediatric and Adolescent Medicine mostraron que los consumidores de estas bebidas presentaban niveles bajos de calcio, magnesio y vitamina A. En los últimos años, su consumo entre los mas pequeños se ha duplicado en los países occidentales. En los Estados Unidos, por ejemplo, los jóvenes beben por termino medio entre dos y tres botes al día, mientras que un 10% bebe siete o mas. Dicho consumo ha supuesto una disminución en la ingesta de zumos naturales y leche, fuentes principales de nutrientes en la dieta de los niños y adolescentes.
Los problemas con estos productos no se acaban ahí. El gobierno americano ha analizado mas de 100 marcas de refrescos y cinco de ellas contenían elevados niveles de benceno, una sustancia química cancerigena conectada con la leucemia, y la mayoría de ellas tenían al menos cantidades detectables de dicha sustancia. El benceno suele formarse en bebidas que contienen vitamina C (ácido ascorbico) y los conservantes benzoato sódico o benzoato potásico. La exposición al calor y a la luz repercute en la formación del benceno.
En vista de tantas pruebas incontrovertibles de los riesgos para la salud de los refrescos, los fabricantes de los mismos están modificando las formulas de sus productos para mejorar su calidad. Sin embargo, aunque se reduzca el problema del benceno, dificilmente podrán eliminarse otros asociados con el consumo de estas bebidas. Son demasidas las amenazas que suponen para la salud. Junto a su marca comercial, se les puede añadir la coletilla de "osteoporosis en bote", "diabetes en lata" o "cáncer en botella". Lo mismo es aplicable a los refrescos de cola light, bajos en calorías: aunque el azúcar se sustituya por edulcorantes no calóricos como ciclamato, sacarina o aspartamo, estos son tan peligrosos o mas que el azúcar e incluso que el jarabe de maíz. Tal vez se reduzca en ellos el contenido de cafeína, pero el ácido fosfórico no puede suprimirse en estos refrescos, de modo que son tan poco saludables como los normales. No se engañe bebiendo bebidas bajos en calorías. No son mas sanos y, al parecer, hacen ganar incluso mas peso que los otros.
Al igual que otras adicciones la generada por los refrescos no se puede superar facilmente. Es preciso proceder de forma escalonada para desengancharse. Dependiendo de la cantidad de soda que se beba a diario, se recomienda ir eliminándola poco a poco para evitar los dolores de cabeza que suele ocasionar la supresión repentina de la cafeína en el organismo. Quien decida dejar de tomar refrescos encontrara que la mejor elección para paliar la sed es el agua. Una decisión así tendrá influencias profundas en su salud y en la de sus hijos.
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