En 1907 el celebre orientalista y arqueologo británico sir Aurel Stein alcanzaba la frontera del Tibet, recalando momentaneamente en la localidad de Dunhuang. Fue un hombre con suerte. Allí algunos monjes taoístas le pusieron al corriente de un descubrimiento realizado siete años antes en un risco del lugar.
Efectivamente, tras un muro de ladrillos del siglo XI, alguien había escondido una biblioteca de rollos y libros escritos en chino, tibetano, sánscrito y otras lenguas no identificadas que habían resistido, en ambiente cerrado y seco, el paso de los siglos.
A Stein le llamo la atención un extraño mapa que mostraba detalles de un continente en pleno Océano Pacifico. Desafortunadamente, el explorador fue incapaz de determinar la fecha en la que se trazo aquel mapa pero, forzosamente, debió asociarlo a un continente mítico en esa región del globo del que se venia hablando en Europa desde 1887: Lemuria.
Paradójicamente, la tal Lemuria nunca se llamo así. Se trata de un concepto meramente geológico acuñado para explicar las enormes similitudes existentes entre lemures de África del Sur y la India, que según el geólogo ingles Philip L. Sclarer, solo podrían interpretarse bajo la certeza de que en un tiempo ancestral existió un puente de tierra que unió esos continentes, y aun mas allá, alcanzando las islas Seychelles o las Maldivas.
La existencia de Lemuria o Mu se ha basado siempre en curiosas conexiones culturales entre las distintas y muy dispersas islas que emergen en el Pacifico...pero poco mas. O, al menos, poco mas hasta la aparición de la ciudad sumergida de Yonaguni. Porque si el explorador y escritor norteamericano Graham Hancock esta en lo cierto, y si yerran en sus apreciaciones John Anthony West y el geólogo Robert Schoch, la ciudad sumergida de Yonaguni podría constituir esa evidencia.
De hecho, entre los numerosos "guiños" que aportan Hancock en su obra Heaven's Mirror, esta el haber descubierto bajo las aguas de Yonaguni una especie de monolito idéntico al "intihuatana" o "lugar donde se ata el Sol" que presidio todos los centros ceremoniales incas como Pisaq o Macchu Picchu.
Yonaguni se encuentra a 54º longitud Este de Angkor Wat, en Camboya, situándose dentro del marco de toda una serie de monumentos arqueológicos de todo el mundo, ubicados en latitudes cuyos números son significativos para entender el movimiento de las estrellas sobre la bóveda celeste.
Articulo relacionado: Hallan Restos Sumergidos De Una Ciudad Perdida
Efectivamente, tras un muro de ladrillos del siglo XI, alguien había escondido una biblioteca de rollos y libros escritos en chino, tibetano, sánscrito y otras lenguas no identificadas que habían resistido, en ambiente cerrado y seco, el paso de los siglos.
A Stein le llamo la atención un extraño mapa que mostraba detalles de un continente en pleno Océano Pacifico. Desafortunadamente, el explorador fue incapaz de determinar la fecha en la que se trazo aquel mapa pero, forzosamente, debió asociarlo a un continente mítico en esa región del globo del que se venia hablando en Europa desde 1887: Lemuria.
Paradójicamente, la tal Lemuria nunca se llamo así. Se trata de un concepto meramente geológico acuñado para explicar las enormes similitudes existentes entre lemures de África del Sur y la India, que según el geólogo ingles Philip L. Sclarer, solo podrían interpretarse bajo la certeza de que en un tiempo ancestral existió un puente de tierra que unió esos continentes, y aun mas allá, alcanzando las islas Seychelles o las Maldivas.
La existencia de Lemuria o Mu se ha basado siempre en curiosas conexiones culturales entre las distintas y muy dispersas islas que emergen en el Pacifico...pero poco mas. O, al menos, poco mas hasta la aparición de la ciudad sumergida de Yonaguni. Porque si el explorador y escritor norteamericano Graham Hancock esta en lo cierto, y si yerran en sus apreciaciones John Anthony West y el geólogo Robert Schoch, la ciudad sumergida de Yonaguni podría constituir esa evidencia.
De hecho, entre los numerosos "guiños" que aportan Hancock en su obra Heaven's Mirror, esta el haber descubierto bajo las aguas de Yonaguni una especie de monolito idéntico al "intihuatana" o "lugar donde se ata el Sol" que presidio todos los centros ceremoniales incas como Pisaq o Macchu Picchu.
Yonaguni se encuentra a 54º longitud Este de Angkor Wat, en Camboya, situándose dentro del marco de toda una serie de monumentos arqueológicos de todo el mundo, ubicados en latitudes cuyos números son significativos para entender el movimiento de las estrellas sobre la bóveda celeste.
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