viernes, 1 de junio de 2012

¿Existe el Eter?

Físicos y ocultistas han debatido durante siglos sobre el éter, la sustancia que supuestamente impregna todo el Universo. Aunque su existencia fue descartada a finales del siglo XIX, algunos científicos actuales han retomado las antiguas teorías y avanzado otras nuevas.  ¿Es el éter algo físico? ¿Tiene propiedades definidas? ¿Es el vehículo de la materia y el espíritu? ¿Existe o es una entelequia?

"Es un tema de magnitud desconocida y aparentamente infinita, relativo a una realidad que esta mas allá de la concepción presente del hombre. Es un eslabón entre los mundos, una sustancia consumada de sobrecogedora grandeza. Intuitavamente uno siente que constituye el hogar de la existencia espiritual, el reino de lo sobrenatural y abrumador. Coexiste con el universo físico y no falta en ningún lugar del espacio. Se extiende mas allá de la estrella mas alejada, tiene su ser en el corazón del átomo. Penetra, controla y domina todo. Elude los sentidos humanos y solo puede concebirse a través de los poderes de la mente". Así hablaba sir Oliver Lodge en la década de 1880 de una fina sustancia que, según se creía en aquella época, impregnaba el espacio: el éter luminifero o portador de la luz.

Otros físicos creían entonces que, igual que las ondas de sonido se desplazan por el aire, las ondas de luz se movían a través del éter. Sin embargo, esta teoría se abandono tras un experimento realizado en 1887 por los físicos Albert Michelson y Edward Morley. En contra de lo esperado, mostró que la propagacion de la luz no se veía afectada y permitio descartar la presencia de una materia que llenaba el espacio.

Tan solo 18 años después, Albert Einstein baso su Teoría de la Relatividad en la idea de que la luz puede propagarse a través del vació libre de éter. Sus trabajos han favorecido la investigación de la antigravedad o materia oscura, una energía invisible, diluida al máximo, que "empuja" al Universo en su expansión. Se cree que la materia oscura existe porque las galaxias se alejan entre si cada vez mas deprisa, a pesar de que la atracción gravitatoria actúa en sentido opuesto.

Sin embargo, la teoría moderna de que no es el éter, sino la materia oscura (masa invisible) , la que puede ofrecer una explicacion al hecho de que las galaxias se comporten como si contuvieran mucha mas masa de la visible no convence a todos los científicos. Así, por ejemplo, Glenn Starkman, de la Universidad Case Western Reserve, la rechaza frontalmente.

Starkman sostiene que la materia oscura no existe y que el responsable de la gravedad en el Cosmos es el éter. No obstante es muy diferente de la decimononica: cree que afecta a la fuerza de la gravedad, pero no al movimiento de las ondas lumínicas. Sus cálculos iniciales muestran que los efectos localizados del éter sobre la gravedad podrían explicar las altas velocidades que alcanzan los cuerpos celestes: "Las galaxias giran mas deprisa de lo que deberían teniendo en cuenta la cantidad de materia que vemos en ellas. La posibilidad que hemos barajado durante mucho tiempo es que una masa que no aparece por ningún lado genere gravedad extra. Pero existe la posibilidad de que la cantidad de masa que vemos genere mas gravedad de la que creíamos. Ahí es donde entra el éter", explicaba Starkman en la edición de agosto de 2006 de la revista New Scientist.

La fase siguiente de la investigación de Starkman sera realizar mas cálculos para asegurarse de que su hipótesis sobre el éter coincide con los datos empíricos, como el movimiento de los planetas en nuestro sistema solar. "Es importante realizar estos experimentos porque o nos permitirán descartar la materia oscura o aumentara nuestra confianza en ella. De momento no estamos en disposicion de descartar ninguna de las dos hipótesis. Ofrecemos una alternativa a la teoría de la materia oscura. No decimos que esta ultima sea errónea, puede incluso que sea la correcta".

A pesar de que no se ha comprobado todavía,algunos físicos y cosmologos, como Jacob Bekenstein de la Universidad Hebrea y Andreas Albrecht, de la Universidad de California se han interesado por la teoría de Starkman. "Es pronto para decir si esta hipótesis superara las pruebas. Cuando modificas la teoría de la gravedad, puedes provocar muchos problemas en todas partes", declara el astrofísico Michael Turner, de la Universidad de Chicago, interesado también en la teoría de Starkman pero consciente de las inquietantes implicaciones que conlleva. Y es que, si la teoría del éter fuera cierta, la presencia de esta sustancia crearía "agujeros" tanto en la Teoría de la Relatividad de Einstein como en las referentes al movimiento de la luz, el movimiento planetario, el nacimiento de las estrellas (también las estrellas de neutrones) e incluso la fuerza de la gravedad...

La ciencia ortodoxa, que no acepta la existencia del éter, remite siempre al experimento de Michelson y Morley para justificar su postura, pese a que pruebas anteriores han demostrado lo contrario. En la década de 1930 los trabajos del físico Dayton C. Miller, de la Universidad Case Western Reserve, demostraron que el éter del espacio es un fenómeno real que interactúa sutilmente con la materia. Según Miller, el éter puede desviarse o bloquearse con materiales densos en los alrededores de un interferometro (instrumento que mide la longitud de onda de la luz) y también puede ser arrastrado por la superficie de la Tierra, moviendose con mayor o menor velocidad.

Hasta su muerte en 1941, los descubrimientos de Miller resultaban incómodos para la ciencia: no se podían refutar, pero eran imposibles de admitir, ya que socavaban la Teoría de la Relatividad, que para entonces habia sido aceptada universalmente. Aunque, al parecer,algunos científicos -el propio Michelson, entre ellos-tomaron en serio el trabajo de Miller, Einstein y sus seguidores lo consideraron una amenaza que habia que neutralizar lo antes posible. Entre dichos seguidores figuraba un discipulo de Miller, Robert S. Shankland, que a la muerte de su maestro se había convertido en presidente del departamento de física de la Universidad Case Western Reserve.

Su carrera remonto tras organizar un seminario post mortem sobre las investigaciones de Miller, a las que definió como "carentes de todo valor". Apoyado por Einstein, Shankland no tardo en convertirse en un burócrata dentro de la infraestructura emergente de la energía atómica.

En su afán por dignificar el trabajo de Miller, James de Meo, director del Laboratorio de Investigación Biofisica del Orgón, que ha documentado ampliamente los descubrimientos de su predecesor, explica la conspiracion de silencio que existió en torno a este científico: "Los físicos ortodoxos tenían prisa por abrazar la Teoría de la Relatividad de Einstein, que exigía, como una de sus premisas fundamentales, que la velocidad de la luz sea constante en todas direcciones. La variación de la velocidad de la luz y la existencia de un éter tangible que llena todo el espacio eran incompatibles con la teoría de Einstein. La teoría del éter luminifero ese material cósmico libre de masa que penetra todo a través del cual se propagan las ondas de luz y que juega un papel fundamental en otras fuerzas físicas y materiales, fue rápidamente descartada por la mayor parte de los físicos, que no se molestaron siquiera en investigar seriamente los descubrimientos de Miller. El espacio vació y un Universo muerto fueron considerados así como un hecho probado".

Menos de 20 años  después de la investigación clave de Miller, otro científico revolucionario, Wilhelm Reich, documento la existencia de una forma nueva y única de energía que denomino orgón. Según su teoría, el orgón esta presente en los organismos vivos, en la atmósfera y también en el espacio cósmico y tiene propiedades notablemente similares a las del éter de Miller. Estas son, en esencia, que la energía orgánica es el medio de transmisión de las ondas electromagnéticas y del estimulo eléctrico que lleva a la aparición local de la luz y que juega un papel fundamental en la dinámica planetaria, sobre todo en la rotación de los planetas y en la órbita de estos alrededor de sus soles, así como en la de las lunas alrededor de los planetas.

A lo largo de tres décadas el citado James de Meo,uno de los pocos estudiosos actuales de la orgánica, ha encontrado muchos ejemplos en los campos de la biología, la meteorología y la física que confirman la idea de que existe una fuerza energética sutil con propiedades similares a las postuladas por Reich en relación con el orgón. Asimismo muchos descubrimientos relacionados en el campo de la astrofísica parecen apoyar la existencia del "eje de desviacion" del éter identificado por Miller. "Mientras que la mayoría de estos fenómenos todavía se interpretan como la consecuencia del Big Bang o de la Teoría de la Relatividad de Einstein, también podría encontrarseles una explicacion en la desviacion dinámica dentro de un medio cosmológico energeticamente rico", explica De Meo.

Este científico al igual que Miller, Reich y otros físicos revolucionarios, esta convencido de que el espacio no esta vació ni inmóvil y de que el Universo no esta ni mucho menos muerto. Ahora que soplan nuevos vientos en la Universidad Case Western Reserve con físicos como Glenn Starkman, tal vez llegue a reconocerse por fin la existencia del éter, esa sustancia que para los filósofos y sabios de la antiguedad penetraba toda la materia con la energía emanada de la divinidad.

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