martes, 15 de octubre de 2013

El Libro Perdido de Enki

Un texto sumerio olvidado asegura que nos crearon visitantes del planeta Nibiru. Zecharia Sitchin, experto en lengua sumeria, escribió El libro perdido de Enki (editorial Obelisco), en el que se narra esta fascinante epopeya.

Sabemos que la civilizacion sumeria floreció en el actual Irak casi un milenio antes de la época faraónica en Egipto, y que ambas culturas serian seguidas por la civilizacion del Valle del Indo, en el subcontinente indio. También sabemos que los sumerios fueron los primeros en plasmar por escrito los anales y los relatos de dioses y hombres, de los cuales todos los demás pueblos, incluidos los hebreos, obtuvieron los relatos de la Creación, de Adán y Eva, Caín y Abel, el Diluvio y la Torre de Babel, y de las guerras y los amores de los dioses, tal y como se reflejaron en los escritos y recuerdos de griegos, hititas, cananeos, persas e indoeuropeos. Como atestiguan estos escritos antiguos, sus fuentes fueron aun mas viejas, algunas descubiertas, pero muchas perdidas.

El volumen de estos primitivos escritos es asombroso, no miles, si no decenas de miles de tablillas de arcilla se han descubierto en las ruinas de Oriente Próximo. Muchas tratan aspectos de la vida cotidiana, como acuerdos comerciales o salarios de los trabajadores, e incluso registros matrimoniales. Otros, descubiertos en bibliotecas palaciegas, conforman los Anales Reales, otros mas, hallados en ruinas de las bibliotecas de los templos o en las escuelas de escribas, conforman un grupo de textos canónicos, de literatura sagrada, que se escribieron en lengua sumeria y se tradujeron después al acadio (la primera lengua semita) y mas tarde a otras lenguas de la antiguedad. E incluso en estos escritos primitivos que se remontan a casi seis mil años, encontramos referencias a "libros" (tablillas, en realidad) perdidos.

Entre los hallazgos increíbles realizados en las ruinas de las ciudades de la antiguedad y sus bibliotecas, se encuentran unos prismas de arcilla donde aparece información de los diez soberanos antediluvianos y de sus 432.000 años de reinado. Conocidas como las Listas de los Reyes Sumerios (y exhibidas en el Museo Ashmolean de Oxford, Reino Unido), sus distintas versiones no dejan lugar a duda de que los compiladores sumerios tuvieron acceso a cierto material común o canónico de textos ancestrales. Junto a otros, igualmente antiquísimos descubiertos en diversos estados de conservacion, estos textos sugieren rotundamente que el cronista original de la "llegada de los dioses", así como de los acontecimientos que la precedieron y siguieron había sido uno de aquellos lideres, un participante clave, un testigo presencial.

Ese testigo presencial fue el líder que amerizo con el primer grupo de astronautas. En aquel momento su nombre epíteto fue E.A., "Aquel Cuyo Hogar Es Agua", y sufrió la amarga decepción de que el mando de la Misión en la Tierra se le diera a su hermanastro y rival En.Lil ("Señor del Mandato"), una humillación que en absoluto quedaría mitigada con la concesión del titulo de En.Ki ("Señor de la Tierra").

Relegado de las ciudades de los dioses y de su espaciopuerto en el E.Din ("Edén") para supervisar la extracción de oro en el Ab.Zu (África Sudoriental), Ea/Enki fue, además un gran científico, el que descubrió a los homínidos que habitaban aquellas zonas. Y de este modo, cuando los Annunaki o visitantes que trabajaban en las minas se amotinaron, fue el quien pensó que la mano de obra que necesitaban se podría conseguir adelantandose a la evolución por medio de la ingeniería genética. Y así apareció el Adam (literalmente "El de la Tierra" el terrestre). Como híbrido que era, el Adán no podía procrear, pero los acontecimientos de los que se hace eco el relato bíblico de Adán y Eva en el Jardín del Edén dan cuenta de la segunda manipulación genética de Enki, que añadió los genes cromosomicos extras necesarios para la procreación. Y cuando la Humanidad, al proliferar, resulto no adecuarse a lo que tenían previsto los dioses, fue Enki el que desobedeció el plan de su hermano Enlil de dejar que la Humanidad pereciera en el Diluvio. Fueron unos acontecimientos en los que el héroe humano recibió el nombre de Noé en la Biblia y de Ziusudra en el texto sumerio original, mas antiguo.

¿Quien fue Enki?
Ea/Enki fue el primogénito de Anu, soberano de Nibiru, y como tal estaba bien versado en el pasado de su planeta de origen y sus habitantes. Científico competente, Enki lego los aspectos mas importantes de los avanzados acontecimientos de los Annunaki a sus dos hijos Marduk y Ningishzidda (que como dioses egipcios, fueron conocidos como Ra y Thot respectivamente). Pero también jugo un papel fundamental al compartir con la Humanidad ciertos aspectos de tan avanzados conocimientos, enseñándoles a individuos seleccionados los "secretos de los dioses". En al menos dos ocasiones, estos iniciados plasmaron por escrito aquellas enseñanzas divinas como legado de la especie. Uno de ellos llamado Adapa y probablemente hijo de Enki con una hembra humana, es conocido por haber escrito un libro titulado Escritos referentes al Tiempo -uno de los libros perdidos mas antiguos-. El otro llamado Enmeduranki, fue con toda probabilidad el prototipo del Henoc bíblico, aquel que fue elevado al cielo después de confiar a sus hijos el libro de los secretos divinos, y del cual posiblemente haya sobrevivido una versión en el extrabiblico Libro de Henoc (Obelisco).

A pesar de ser el primogénito de Anu, Enki no estaba destinado a ser el sucesor de su padre en el trono del planeta Nibiru. Unas complejas normas sucesorias, reflejo de la convulsa historia de los nibiruanos, le daba ese privilegio al hermanastro de Enki, Enlil. En un esfuerzo por resolver este agrio conflicto, Enki y Enlil terminaron en una misión en un planeta extraño -el nuestro-, cuyo oro necesitaban para crear un escudo que preservara la cada vez mas tenue atmósfera de Nibiru. Fue en este marco, complicado aun mas con la presencia en la Tierra de su hermanastra Ninharsag (la oficial medico de los Annunaki), en el que Enki decidió desafiar los planes de Enlil de hacer que la Humanidad pereciera. Ese conflicto siguió adelante entre los hermanastros, e incluso entre sus nietos, y el hecho de que todos ellos, y especialmente los nacidos en la Tierra, se enfrentaran a la perdida de la longevidad que el amplio periodo orbital de Nibiru les proporcionaba, incremento aun mas las angustias y agudizo las ambiciones. Todo eso culmino en el ultimo siglo del tercer milenio a.C., cuando Marduk, primogénito de Enki y su esposa oficial, proclamo que el y no el primogénito de Enlil, Ninurta, debía heredar la Tierra. El amargo conflicto desemboco en una serie de guerras y llevo a la utilización de armas nucleares. El resultado no intencionado de todo ello fue el hundimiento de la civilizacion sumeria.

En las reuniones de los Annunaki en las vísperas de la calamidad, fue Enki el único que se opuso a la utilización de las armas prohibidas. De ahí la importancia que tuvo para Enki explicar a los supervivientes que había sucedido entre unos extraterrestres que, a pesar de sus buenas intenciones, habían terminado siendo tan devastadores. Naturalmente, la mejor forma de relatarlo todo seria un informe, escrito en primera persona por el propio dios: el Libro perdido de Enki. Presentado como un texto que hubiera dictado Enki a un escriba escogido, un libro testimonial para ser desvelado en el momento apropiado, trae a la mente las instrucciones de Yahve al profeta Isaías (siglo VIII a.C.): "Ahora ven, escribelo en una tablilla sellada, grabalo como un libro, para que sea un testimonio hasta el ultimo día, un testimonio para siempre" ( Isaías 30, 8).

Los otros "libros de Enki"
Según explica Zecharia Sitchin en el prologo de El libro perdido de Enki, existen otros muchos textos que relatan aspectos del papel de ese dios en los acontecimientos del pasado terrestre. Entre ellos hay una cosmogonía, una Epopeya de la Creación, en cuyo núcleo se halla el propio texto de Enki que los expertos llaman La Génesis de Eridu. En ellos se incluyen descripciones detalladas del diseño de Adán, y cuentan como otros Annunaki, varón y hembra, llegaron hasta Enki en su ciudad de Eridu para obtener de Enki el ME, una especie de disco de datos donde se hallaban codificados todos los aspectos de la civilizacion. Y también hay textos de la vida privada y de los problemas personales de Enki, como el relato de sus intentos por conseguir un hijo con su hermanastra Ninharsag, sus promiscuas relaciones tanto con diosas como con Hijas del Hombre y las imprevistas consecuencias que se derivaron de todo ello.

El texto del Atra Hasis arroja luz sobre los esfuerzos de Anu por prevenir un estallido de las rivalidades Enki-Enlil al dividir los dominios de la tierra entre ellos. Y los textos que registran los acontecimientos que precedieron al Diluvio reflejan casi palabra por palabra los debates del Consejo de los Dioses sobre la suerte de la Humanidad y el subterfugio de Enki conocido como el relato de Noé y el arca. Un relato solo conocido por la Biblia hasta que se encontró una de sus versiones originales mesopotamicas en las tablillas de la Epopeya de Gilgamesh.

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