Antiguas comunidades como la de los indios hopi y muchas otras culturas indígenas miraban a la luz de las estrellas, el fuego, la Luna o el Sol con el fin de estar en contacto con la Naturaleza y experimentar poderosos sentimientos espirituales.
Sin embargo, hasta ahora nunca antes la Humanidad había gastado tantas horas y recursos en observar al unisono una luz artificial como la del televisor o el ordenador, sin reparar en los efectos negativos que esta produce sobre nuestra salud.
Una realidad que no debe tomarse a broma y que ya ha puesto en pie de guardia a la comunidad científica: la ingestión de luz artificial provoca respuestas neurofisiologicas en los espectadores y puede ser causa de enfermedad.
Según un estudio realizado en 1975 por los psicólogos Merrelyn y Fred Emery, del Centro para la Educación Continua de la Universidad Nacional de Australia, "cuando los seres humanos se acostumbran al habito de los estímulos luminosos repetitivos (luz parpadeante, dibujos de puntos o movimientos oculares limitados), el área integradora común del cerebro izquierdo entra en una especie de pauta de baja actividad en la que no se procesa información y se esta al mismo nivel de conciencia que en el sonambulismo".
Y es que una vez que encendemos la televisón, las ondas cerebrales se van haciendo mas lentas y lisas, hasta que cobran preponderancia las ondas denominadas "alfa" y "deta". El resultado es la adicción, de tal forma que cuanto mas tiempo pasemos frente a la tele, mas lenta sera nuestra actividad electroondulatoria. Así, "el televidente baja su nivel de alerta o atención y su organismo no puede reaccionar de forma natural hacia ningún estimulo externo".
Una afirmación que comparte el catedrático de Psiquiatria y Psicología Medica de la Universidad Complutense de Madrid Francisco Alonso Fernandez. "La teledependencia -dice- es una enfermedad muy bien descrita. Como si de una droga se tratara, se caracteriza por una absorción muy intensa de la personalidad. Los que la sufren tienen necesidad de ver televisón continuadamente y si se les aparta de ella reaccionan con trastornos y molestias. Cuantos mas programas ven, mas fascinados se sienten y la dependencia es mayor".
Esta dependencia puede llegar a desencadenar la denominada "epilepsia televisiva" que lleva a muchas personas que nunca han sido epilépticas a sufrir ataques de este tipo mientras miran la televisón. A esto habría que sumar los daños oculares (cuando vemos la tele nuestros ojos -al igual que nuestro cuerpo- apenas se mueven y practicamente congelamos el mecanismo de enfoque al fijar y prolongar la mirada sobre el objeto de forma intensa) y las modificaciones del ritmo cardiaco, de acuerdo con el contenido del programa. Los latidos cardiacos se hacen cada vez mas lentos, el pulso tiende a ser mas débil y sentidos como el tacto, el olfato o el gusto son eliminados en favor del oído. De ahí que en Estados Unidos, el país por excelencia de la televisón, los expertos han llegado a la conclusión de que la teleadiccion se parece a la dependencia al alcohol y se produce en personas que ven alrededor de 56 horas de tele a la semana.
Cuando hace mas de 10 años un joven italiano de 17 años tuvo que ser urgentemente ingresado por sufrir un cuadro de convulsiones, delirios y alucinaciones causado tras haber pasado 36 horas ininterrumpidas conectado a Internet, el caso apareció en los medios de comunicacion, pero como algo simplemente anecdótico. Sin embargo, se trata de un problema que, según un informe presentado en Boston por la asociación Americana de Psicología, cada día afecta a mas gente. De hecho, el estudio asegura que el 6% de los usuarios de Internet son adictos a la red. Una cifra que, según todas las previsiones, se ira incrementando en los próximos años. Según explica David Greenfield, autor de esta investigación, "los adictos a Internet están destruyendo matrimonios, causando problemas a los niños, cometiendo actos ilegales y gastando dinero a manos llenas".
Por su parte, el profesor Ashcroft, de Edimburgo (Escocia), ha comprobado que los adictos a navegar por la red sufren "síndrome de abstinencia" cuando no se pueden conectar o consultar su correo electrónico. Además, -añade este psicólogo- se vuelven irritables. El "Desorden Adictivo a Internet" -como lo ha bautizado Ashcroft- se puede aplicar a personas que pasan mas de 400 minutos diarios en la red.
El debate esta abierto. El profesor Alonso Fernandez indica que el primer paso que podemos dar para solucionar el problema es empezar a tratar a los "adictos sin droga" como enfermos. "Deben ser comprendidos -dice- porque son personas que en la mayoría de los casos se sienten solas o poco realizadas, y deben ser tratadas mediante una terapia farmacologica y psicológica en la que sus familiares y amigos puedan prestarles una compañía asidua y estimulante".
Avisado esta. Si quiere evitar vivir enganchado a un mundo virtual, solo tiene que apagar un botón. Lograra conectar con la realidad.
Sin embargo, hasta ahora nunca antes la Humanidad había gastado tantas horas y recursos en observar al unisono una luz artificial como la del televisor o el ordenador, sin reparar en los efectos negativos que esta produce sobre nuestra salud.
Una realidad que no debe tomarse a broma y que ya ha puesto en pie de guardia a la comunidad científica: la ingestión de luz artificial provoca respuestas neurofisiologicas en los espectadores y puede ser causa de enfermedad.
Según un estudio realizado en 1975 por los psicólogos Merrelyn y Fred Emery, del Centro para la Educación Continua de la Universidad Nacional de Australia, "cuando los seres humanos se acostumbran al habito de los estímulos luminosos repetitivos (luz parpadeante, dibujos de puntos o movimientos oculares limitados), el área integradora común del cerebro izquierdo entra en una especie de pauta de baja actividad en la que no se procesa información y se esta al mismo nivel de conciencia que en el sonambulismo".
Y es que una vez que encendemos la televisón, las ondas cerebrales se van haciendo mas lentas y lisas, hasta que cobran preponderancia las ondas denominadas "alfa" y "deta". El resultado es la adicción, de tal forma que cuanto mas tiempo pasemos frente a la tele, mas lenta sera nuestra actividad electroondulatoria. Así, "el televidente baja su nivel de alerta o atención y su organismo no puede reaccionar de forma natural hacia ningún estimulo externo".
Una afirmación que comparte el catedrático de Psiquiatria y Psicología Medica de la Universidad Complutense de Madrid Francisco Alonso Fernandez. "La teledependencia -dice- es una enfermedad muy bien descrita. Como si de una droga se tratara, se caracteriza por una absorción muy intensa de la personalidad. Los que la sufren tienen necesidad de ver televisón continuadamente y si se les aparta de ella reaccionan con trastornos y molestias. Cuantos mas programas ven, mas fascinados se sienten y la dependencia es mayor".
Esta dependencia puede llegar a desencadenar la denominada "epilepsia televisiva" que lleva a muchas personas que nunca han sido epilépticas a sufrir ataques de este tipo mientras miran la televisón. A esto habría que sumar los daños oculares (cuando vemos la tele nuestros ojos -al igual que nuestro cuerpo- apenas se mueven y practicamente congelamos el mecanismo de enfoque al fijar y prolongar la mirada sobre el objeto de forma intensa) y las modificaciones del ritmo cardiaco, de acuerdo con el contenido del programa. Los latidos cardiacos se hacen cada vez mas lentos, el pulso tiende a ser mas débil y sentidos como el tacto, el olfato o el gusto son eliminados en favor del oído. De ahí que en Estados Unidos, el país por excelencia de la televisón, los expertos han llegado a la conclusión de que la teleadiccion se parece a la dependencia al alcohol y se produce en personas que ven alrededor de 56 horas de tele a la semana.
Cuando hace mas de 10 años un joven italiano de 17 años tuvo que ser urgentemente ingresado por sufrir un cuadro de convulsiones, delirios y alucinaciones causado tras haber pasado 36 horas ininterrumpidas conectado a Internet, el caso apareció en los medios de comunicacion, pero como algo simplemente anecdótico. Sin embargo, se trata de un problema que, según un informe presentado en Boston por la asociación Americana de Psicología, cada día afecta a mas gente. De hecho, el estudio asegura que el 6% de los usuarios de Internet son adictos a la red. Una cifra que, según todas las previsiones, se ira incrementando en los próximos años. Según explica David Greenfield, autor de esta investigación, "los adictos a Internet están destruyendo matrimonios, causando problemas a los niños, cometiendo actos ilegales y gastando dinero a manos llenas".
Por su parte, el profesor Ashcroft, de Edimburgo (Escocia), ha comprobado que los adictos a navegar por la red sufren "síndrome de abstinencia" cuando no se pueden conectar o consultar su correo electrónico. Además, -añade este psicólogo- se vuelven irritables. El "Desorden Adictivo a Internet" -como lo ha bautizado Ashcroft- se puede aplicar a personas que pasan mas de 400 minutos diarios en la red.
El debate esta abierto. El profesor Alonso Fernandez indica que el primer paso que podemos dar para solucionar el problema es empezar a tratar a los "adictos sin droga" como enfermos. "Deben ser comprendidos -dice- porque son personas que en la mayoría de los casos se sienten solas o poco realizadas, y deben ser tratadas mediante una terapia farmacologica y psicológica en la que sus familiares y amigos puedan prestarles una compañía asidua y estimulante".
Avisado esta. Si quiere evitar vivir enganchado a un mundo virtual, solo tiene que apagar un botón. Lograra conectar con la realidad.
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