Si hasta hace bien poco solo se trataba de un sueño casi inalcanzable, ahora la tecnología lo ha hecho posible, y se han empezado a dar los primeros pasos para crear impresoras que permiten obtener tejidos vivos.
Hace apenas unos pocos años las impresoras 3D ofrecían la posibilidad de producir prótesis baratas y personalizadas, un proyecto que dio pie a otro mucho mas ambicioso, el bioprinting. Este es el argot científico por el que se conoce a esta incipiente disciplina, que quiere utilizar este tipo de impresoras para crear tejidos vivos, que pueden ir desde estructuras sencillas a otras mas complejas, como un fragmento de una arteria o un órgano completo, y que se puedan usar en pacientes reales.
Para hacer funcionar estas singulares impresoras es necesaria la utilización de un elemento llamado bio ink, es decir, una solución que contiene entre 10.000 y 30.000 células a las que el láser les da forma según lo que se pretenda diseñar. Una vez creado el tejido, se mantiene bajo una serie de procesos de cuidado para que en tres semanas este este listo para usarse. Las pruebas que se han realizado hasta ahora son sumamente satisfactorias, puesto que un vaso sanguíneo creado con esta maquina es capaz de aguantar seis veces la presión sanguínea normal.
NovoGen es la empresa encargada de llevar a cabo este proyecto en colaboración con varias universidades de Estados Unidos, como la Universidad de Wake Forest o la Universidad de Missouri-Columbia.
Se están creando también impresoras de tejidos vivos portátiles. Esto seria de gran ayuda en el tratamiento y cura de quemaduras o heridas graves en caso de catástrofes.
Hace apenas unos pocos años las impresoras 3D ofrecían la posibilidad de producir prótesis baratas y personalizadas, un proyecto que dio pie a otro mucho mas ambicioso, el bioprinting. Este es el argot científico por el que se conoce a esta incipiente disciplina, que quiere utilizar este tipo de impresoras para crear tejidos vivos, que pueden ir desde estructuras sencillas a otras mas complejas, como un fragmento de una arteria o un órgano completo, y que se puedan usar en pacientes reales.
Para hacer funcionar estas singulares impresoras es necesaria la utilización de un elemento llamado bio ink, es decir, una solución que contiene entre 10.000 y 30.000 células a las que el láser les da forma según lo que se pretenda diseñar. Una vez creado el tejido, se mantiene bajo una serie de procesos de cuidado para que en tres semanas este este listo para usarse. Las pruebas que se han realizado hasta ahora son sumamente satisfactorias, puesto que un vaso sanguíneo creado con esta maquina es capaz de aguantar seis veces la presión sanguínea normal.
NovoGen es la empresa encargada de llevar a cabo este proyecto en colaboración con varias universidades de Estados Unidos, como la Universidad de Wake Forest o la Universidad de Missouri-Columbia.
Se están creando también impresoras de tejidos vivos portátiles. Esto seria de gran ayuda en el tratamiento y cura de quemaduras o heridas graves en caso de catástrofes.