El antropólogo Josep María Fericgla pudo experimentar en primera persona esta situación mientras se encontraba en la selva amazónica de Ecuador, estudiando las costumbres de los indios Suhar, conocidos popularmente como Jíbaros.
La ayahuasca o natem es la herramienta sagrada de estos nativos para poder acceder a unos conocimientos que sin ella se les escapan. Conocer la disposición interna o ser capaces de ver lo que ocurre a gran distancia, son dos de las múltiples utilidades de este preparado enteógeno, fabricado a partir de la cocción de dos plantas.
Para conocer mejor el funcionamiento cultural de ese pueblo, Fericgla se convirtió en un jíbaro mas, cambio su nombre por nyeke, que quiere decir peludo, y después de convivir durante años con los nativos, siguió un cuidadoso entrenamiento mental para poder utilizar el poder que encierra la ayahuasca como cualquier Suhar.
"Bajo los efectos de la ayahuasca viaje desde la selva amazónica hasta España, y pude ver lo que ocurría en una calle de mi ciudad, Barcelona, donde pude ver lo que hacían varias personas, algunas de ellos conocidos mios". ¿Se trataba de una simple alucinación inducida por el consumo del preparado mágico de los indios?
Las dudas se despejaron a la vuelta a su casa. "Pude comprobar que lo que había visto durante el viaje inducido por la ayahuasca había sucedido en realidad. Soy consciente que explicar una experiencia como esta, recogida en mi libro Los Jíbaros,cazadores de sueños, es algo bastante heterodoxo para un investigador que da clases en la universidad, pero me parece que ignorarlo simplemente porque carece de explicación científica seria una trampa".
La palabra ayahuasca puede traducirse al español como la vid del alma o la vid de los muertos. Esto es mas probable, debido al hecho de que después de la toma de ayahuasca, una persona siente a menudo una liberación del alma. La ayahuasca es una bebida medicinal y mágica capaz de producir efectos profundos mentales, físicos y espirituales.
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