Un tinte azul, que resiste como ningún otro el paso del tiempo y es capaz de soportar temperaturas de hasta 300 grados centígrados, es uno de los mayores enigmas legados por los mayas.Menos conocido que sus pirámides o su preciso calendario, el "azul maya" ha sido un misterio histórico sin resolver...hasta ahora.La revista Discovery Archaeology se hacia eco sobre los últimos análisis químicos realizados sobre muestras de "azul maya".La tarea, que ha generado agrias polémicas durante los últimos 50 años, parece haberse concluido con éxito gracias a un acuerdo entre la Universidad de Texas, en El Paso, y el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares de México D.F.
Al parecer, el resistente pigmento se obtenía de la mezcla entre un yeso natural llamado palygorskita y el índigo obtenido de ciertas plantas locales."Aunque la técnica exacta que emplearon los mayas para sintetizar esa pintura tan sofisticada es aun un misterio -dicen los investigadores-, la pintura ya puede reproducirse en laboratorio".
La clave para desvelar el enigma han sido los análisis de un microscopio electrónico de alta resolución.Gracias a estos, los científicos creen que la mezcla entre yeso e índigo se cocía durante cinco o seis días a 125 grados, antes de aplicarse a las paredes.
No obstante, parece que en cada región del Imperio maya se hacia de una forma diferente, aumentando así el misterio de esta verdadera formula alquímica.
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