miércoles, 29 de agosto de 2012

Comenzamos a Hablar Cuando Aprendimos a Caminar

Aprender a caminar supuso para el hombre primitivo no solo la ventaja de liberar sus manos, sino también una serie de ajustes fisiológicos que estarían íntimamente relacionados con la capacidad de hablar.

Al menos esta el la tesis propuesta por el profesor de psicología de la Universidad de Maryland, Robert Provine.

En los cuadrupedos, hay una relación estrecha entre el ritmo de respiración y el desplazamiento sobre las patas. Los pulmones deben llenarse de aire regularmente para añadir rigidez al complejo torácico, ya que ello ayuda a absorber los impactos de las extremidades delanteras al correr. Sin dicha sincronización, el tórax se vuelve débil y no podría resistir tales golpes.

Cuando los primates se levantaron y empezaron a caminar sobre sus dos piernas -explica Provine- su tórax se vio liberado de esta función locomotora. El caminar y la respiración quedaron así desligados, y esta flexibilidad permitio a los humanos regular su ritmo respiratorio y, finalmente, empezar a hablar.

De hecho, el hombre puede hablar o reír gracias a que modula los sonidos producidos durante el paso del aire hacia el exterior, procedente de los pulmones.


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