Este experimento supone un importante avance en la integracion de los sistemas robóticos con la mente, lo que implica una puerta abierta a la esperanza para las personas con graves discapacidades motoras, que podrían llegar a caminar con piernas artificiales conectadas directamente al cerebro.
Idoya, una macaco Rhesus que se encontraba en Carolina del Norte, fue entrenada por el equipo dirigido por el físico brasileño Miguel Nicolelis, de la Universidad de Duke, para caminar erguida sobre una cinta andadora mientras una serie de electrodos examinaban la actividad de la corteza motora de su cerebro y la situación de las piernas, las rodillas, los tobillos y los pies.
Los datos obtenidos se convirtieron en datos informáticos y se aplicaron a un robot que caminaba sobre dos piernas en los Laboratorios ATM de Neurociencia Computacional de Kyoto, sitos en Japón. Mientras el mono caminaba por la cinta contemplaba en una pantalla como marchaba el robot, y durante varios minutos controlo sus movimientos, acompasando sus pasos y los de la maquina.
El experimento tuvo su momento culminante cuando se paro la cinta andadora y el mono dejo de andar pero siguió controlando los pasos del robot, que se encontraba a miles de kilómetros de distancia. "Sus ojos seguían mirando las piernas del robot y su pensamiento las hacia moverse y caminar", dijo el doctor Nicolelis.
Después de localizar las áreas del cerebro responsables del movimiento de las piernas del robot el equipo de investigadores pretende estimular las neuronas que controlan el sentido del tacto, con el fin de que el mono sea también capaz de captar las señales de los receptores táctiles de los pies del robot.

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