Un investigador cree haber encontrado evidencias de que nuestro sistema solar es en realidad un sistema binario, es decir, que hay otra estrella que acompaña al Sol pero todavía no ha sido identificada.
Según publica Walter Cruttenden en su libro La estrella perdida, el mito y el tiempo, podrían estar en lo cierto las antiguas culturas que han hablado de la presencia de una estrella oscura que acompaña a nuestro Sol, así como las que han relatado la existencia de ciclos de miles de años (lo que Platón llamo el gran año) en las que se suceden las edades oscuras y las doradas.
Al igual que ocurre en todos los sistemas estelares binarios, tanto nuestro Sol como su posible compañera estarían girando en torno a un centro de gravedad común, una órbita que tendría una duración que Cruttenden estima en unos 24.000 años.
Esta teoría ofrecería una nueva explicacion al fenómeno conocido como precisión de los equinocios, que en muchas tradiciones era el gran marcador del tiempo. Este, en lugar de ser debido a la oscilación del eje terrestre, como se cree en la actualidad, tendría su origen en el movimiento de nuestro planeta con el Sol en torno a ese centro común de gravedad.
En este gran año cósmico la Tierra recibirá de forma periódica diferentes influencias electromagnéticas que de alguna forma influirían en sus habitantes.
La mayoría de las estrellas conocidas forman parte de sistemas múltiples, y cada vez son mas los astrónomos que sospechan que nuestro Sol no es una excepción, aunque todavía falta por identificar a su posible compañera.
Según publica Walter Cruttenden en su libro La estrella perdida, el mito y el tiempo, podrían estar en lo cierto las antiguas culturas que han hablado de la presencia de una estrella oscura que acompaña a nuestro Sol, así como las que han relatado la existencia de ciclos de miles de años (lo que Platón llamo el gran año) en las que se suceden las edades oscuras y las doradas.
Al igual que ocurre en todos los sistemas estelares binarios, tanto nuestro Sol como su posible compañera estarían girando en torno a un centro de gravedad común, una órbita que tendría una duración que Cruttenden estima en unos 24.000 años.
Esta teoría ofrecería una nueva explicacion al fenómeno conocido como precisión de los equinocios, que en muchas tradiciones era el gran marcador del tiempo. Este, en lugar de ser debido a la oscilación del eje terrestre, como se cree en la actualidad, tendría su origen en el movimiento de nuestro planeta con el Sol en torno a ese centro común de gravedad.
En este gran año cósmico la Tierra recibirá de forma periódica diferentes influencias electromagnéticas que de alguna forma influirían en sus habitantes.
La mayoría de las estrellas conocidas forman parte de sistemas múltiples, y cada vez son mas los astrónomos que sospechan que nuestro Sol no es una excepción, aunque todavía falta por identificar a su posible compañera.

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