Las telas del futuro servirán para construir asientos que despertaran a los conductores somnolientos, tejer sabanas o ropa interior que controlaran nuestro estado de salud o confeccionar camisas que dispararan una señal de emergencia si vamos a sufrir una insolación.
La tecnología impregnara nuestra ropa, que llevara incorporados sistemas de medición fisiológica (temperatura, respiracion, ritmo cardiaco..), sensores, comunicaciones, circuitos integrados e incluso sistemas de localizacion por GPS.
Además, la ropa inteligente se adaptara a las temperaturas cambiantes: dejara entrar aire para enfriar la prenda cuando haga calor y lo retendrá cuando haga frió. También se iluminara cuando oscurezca y nunca se arrugara, porque conservara la memoria de su forma.
La policía llevara trajes capaces de detectar la presencia de armas quimicas, sellar automaticamente sus propios poros y limpiarse y descontaminarse de forma autónoma.
Las prendas inteligentes tienen el futuro asegurado porque su practicidad es indudable.Algunos ya empiezan a estar disponibles como los calcetines que inhiben el crecimiento bacteriano (y con ello la aparición del mal olor), la ropa para esquiar que lleva incorporados localizadores y sistemas de alarma e incluso los trajes que se adentran en la aromaterapia y cambian su olor en función de la ocasión.
En desarrollo se encuentran bikinis con diminutos reproductores de audio, camisas con teléfonos moviles integrados, ropa interior con vigilancia fisiológica o medica remota, vestidos que masajean mientras se utilizan, etc.
Las posibilidades son inmensas y los beneficios, muy prometedores. ¿Estamos ante ropa inteligente o realmente se trata de ordenadores que pueden lavarse?
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