Sin embargo, tal vez no le agrade tanto saber que no son "naturales" , sino, "manipulados" para que usted vuelva a comprarlos una y otra vez. La reponsable de esto es una empresa que no se anuncia en ningún sitio pero que influye en lo que comen millones de personas. Es el mayor productor mundial de agentes aromáticos y gustativos y se llama IFF (Internacional Flavors and Fragances).
Su sede se encuentra en Nueva York, pero cuenta con filiales en 34 países que utilizan sus "patentes"("formulas magistrales") para todos los alimentos que procesan, desde polvos aromáticos especiales para dar sabor a carne hasta combinaciones de productos quimicos para dar delicadas notas de vainilla a los alimentos, jabones e incluso cigarrillos.
También usa formulas para eliminar "gustos desagradables", en especial el amargor de sopas industriales o potajes que enmascaran con azucares artificiales. Si los alimentos artificialmente aromatizados ya son peligrosos para la salud, no lo son menos las golosinas que consumen los niños: además de azúcar refinado llevan aceites hidrogenados y todo tipo de aditivos sintéticos, saborizantes, colorantes, espesantes....
Diego Rivera, especialista en tecnología de los alimentos, habla de 43 colorantes diferentes registrados para el consumo humano, todos altamente peligrosos, como el E-133 (azul brillante) que se acumula en los riñones y vasos linfáticos, o la gama de los rojos, amarillos y naranjas (E-102, 122, 110, 129), causantes de alergias y procesos asmáticos graves.
Por su parte, Hans-Ulrich Grima, autor de Aromas en nuestro plato, la sopa de mentiras, afirma que "casi nadie conoce a las empresas que manipulan nuestros gustos, pero sus productos están en la mesa a todas horas".
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